En primer lugar dar las gracias a Montiel por la estupenda organización del viaje y por hacernos de guía. Muchas gracias.
Miles de personas alrededor del coliseo con el dorsal puesto no pueden estar equivocadas, la maratona es muy muy especial, por muchisimas razones.
Me coloco en un punto estrategico junto a la estatua de Julio Cesar, con el coliseo al fondo para ver la salida. Primero salen los atletas de las sillas de ruedas para dejar claro que hace más el que quiere que el que puede. Después le siguen los africanos, después la élite seguidos por los populares. Un auténtico ejercito de corredores dispuestos a conquistar Roma, pero esta ciudad sabe defenderse.
Al cabo de dos horas me sitúo en la última rampa de la maratón a esperar el desenlace. Llegan primero los Africanos con la esperanza de recibir su rudis y después van apareciendo el resto.
- Juanan, que a esta altura de la carrera ya no corre de puntillas
- Vicente, con gorra y mirando al suelo
- Gomariz, adelantando corredores en el tramo más duro.
- Moi y Victor, no los veo pero intuyo que bastante bien los dos.
- Araez, mantuvo la técnica de carrera hasta el final
- Montiel, su satisfacción por terminar era más que evidente
- Javi, el que más sufrió pero como buen legionario no dejo que el enemigo lo supiese.
- Mariola, la diosa Artemisa estaría muy orgullosa de ella.
- Allicia y Ana escolatadas por el protoriano Antonius, debutaron a lo grande.
- Clara, no pudo contener las lagrimas de la emoción.
- Vanesa, realizando marca personal en su maratón más dura.
- Grau, tuvo una retirada estratégica para volver el año que viene.
A todos enhorabuena por enfrentaros a vosotros mismos con fuerza y honor.
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